Mientras la enloquecida carrera por lograr el rascacielos más alto alcanza cotas kilométricas algunos arquitectos están empezando a mirar hacia el fondo del mar para intentar ubicar a los por nacer. El diseñador malayo Sarly Adre Bin Sarkum ha echado cuentas: si no puedes luchar contra la elevación del nivel de los mares sumérgete en ellos.
Su receta es este “rascaguas” (Water-Scraper), aunque preferimos el neologismo “escarbaguas”, autosuficiente tanto energética como alimentariamente. El hO2+ scraperes una ciudad flotante y sumergida, coronada con una isla, y que toma su energía del sol y el viento (en la superficie) y de la energía kinética de las olas (bajo el mar). Ésa es la función de las cajas con aspecto de ataúd que cuelgan de los largos tentáculos bioluminescentes, que también sirven para atraer a la fauna marina.
A los habitantes del “escarbaguas” ya les puede gustar el pescado y las verduras, porque es lo único que van a poder comer allí. Para generar su propio alimento, la ciudad hace uso “de las más modernas técnicas de cultivo”, incluyendo la acuacultura y los métodos hidropónicos (cultivo de vegetales sólo con agua).
La pretensión del rascacielos submarino es tener un impacto cero en el medio ambiente, una intención cuando menos dudosa. Si el rascacielos en superficie se caracteriza por ser un enorme consumidor de recursos ajenos, el rascacielos sumergible pretende ser su antítesis: produce su propio alimento y energía. Su inmersión también es metafórica.
El “escarbaguas” era uno de los competidores en el quinto Concurso de Rascacielos de Evolo.us. Los ganadores han sido:
1. Prisión vertical, de tres diseñadores malayos.
2. Rascacielos vegetal, de un equipo indonesio.
3. Rascacielos nido, para Tokio de un equipo de EEUU.
Posibilidades de construcción: En España desde luego, pocas: se pasa la Ley de Costas por el cimborrio leonés.
Visto en The Design Boom. Más información en Evolo.us.