Tomen nota los alcaldes. Una ciudad de EEUU con 150.000 habitantes se están convirtiendo en la nueva Meca de inversores y empresas.
Chattanooga ofrece internet de altísima velocidad. Un Giga por segundo. Para explicarnos: se tardan tres segundos en bajar una película de alta definición que con un adsl más o menos potente tardaría entre media hora y una hora.
Pero la gente no se está mudando a Chattanooga para bajarse pelis, claro. Van allí porque les permite trabajar con más rapidez. Especialmente las starts ups, o nuevas empresas tecnológicas que necesitan velocidad y potencia para experimentar sus inventos.
“Se ha creado un momento catalítico”, decía Sheldon Grizzle a The New York Times. Sheldon es uno de los fundadores de una empresa llamada Company Lab. El nombre lo dice todo. Se dedican a ayudar a otras empresas ingeniosas a ponerse en marcha.
Los habitantes de esta ciudad de Tennessse llaman a su conexión de internet The Gig. El Giga. Es más, en wikipedía se la llama Gig City, algo parecido a Big City (Gran Ciudad). Es decir, la Giga Ciudad.
Es la ciudad con internet más rápido del país. Es 50 veces más potente que las redes normales del país, y tan rápido como la otra ciudad del mundo con el internet más rápido: Hong Kong.
¿Y cuánto cuesta? 70 dólares al mes. ¿Lo pagaría una familia? Quizá no. Pero para muchas empresas, esos 70 dólares se pueden convertir en una de las mejores inversiones de su vida. Se gana en rapidez, y quien hace las cosas antes, gana la carrera de las nuevas tecnologías.
“La ciudad está dando acogida a una nueva población de programadores, emprendedores e inversores”, dice un artículo de The New York Times. Estos jóvenes trabajadores están comprando o alquilando lofts, oficinas y almacenes para montárselo en Chattanooga.
Los restaurantes y cafeterías se dieron cuenta del negocio y ofrecen ese internet súper rápido a sus clientes. De modo que es ideal para la hueva generación de internautas menos de 30 años que disfruta tomando un capuchino en Starbucks e inventando la APP que va a revolucionar la industria.
Tony Gemayel es uno de ellos. Se mudó de Florida a Chattanooga y está impresionado por lo que ha hecho la ciudad, instalando cables de fibra óptica por todos los sitios. “Ha batido a Seattle, San Francisco y Nueva York en eso de levantar la Ciudad Giga”, dice.
En los últimos años se han incrementado los empleos en estos servicios tecnológicos. Pero se han perdido empleos en construcción y finanzas. ¿Les suena a algo conocido?
Todo empezó en 2009, cuando gracias a una ayuda federal se pudo construir la red de fibra óptica. Está en manos de una empresa eléctrica municipal llamada EPB (Electric Power Board), que aún espera sacarle rendimiento, a medida que crezca el número de abonados.
La idea costó más de 330 millones de dólares, de los cuales el ayuntamiento puso 219 millones pidiendo un crédito bancario.
Ya se puede decir que hay casos de éxito. QuickCue, una compañía que desarrolló un sistema de gestión de clientes basado en la tableta para restaurantes, comenzó en Chatanooga en 2011. En los años siguientes atrajo cerca de 3 millones de dólares en inversiones. En diciembre, fue comprado por 11,5 millones por OpenTable, un pionero restaurante de reservas, según informa The New York Times.
De modo que, aviso a los alcaldes: menos aeropuertos en medio de la estepa; menos auditorios Michael Jackson enclavados en un arenal. Y más facilidades para las empresas de nuevas tecnologías.
En España ha habido casos pioneros como el alcalde socialista de Jun: ofreció internet gratis para todos. Chattanooga ha ido un poco más lejos. Ofrecer internet de altísima velocidad para atraer empresas y crear empleo.