PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

ARCHIVO

X FECHA


PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

x orden alfabetico

x orden alfabetico


PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

Enlaces

NUEVAS TECNOLOGIAS

*

ENLACES


PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

+VISTAS


PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

clikea "porfa" ...

PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

VARIOS

Contador Gratis
html clock for websites contador de usuarios online


"La probabilidad de que cierta persona sea estupida es independiente de cualquier otra caracteristica de esa persona".
Segunda de las 5 leyes FUNDAMENTALES de la estupidez Humana (Carlo M. Cipolla )

varios


PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

Roskopf, el relojero de los pobres.



A mediados del siglo XIX, Georges Frederic Roskopf era un visionario que soñaba con lo que era todo un reto para la época: fabricar un reloj de buena calidad, simple y robusto, pero que se pudiera vender por tan sólo 20 francos, un precio asequible para la clase trabajadora. La idea parecía una locura, incluso un insulto para el orgullo de algunos relojeros.


Reloj Roskopf de mi abuelo

Nacido el 15 de mayo de 1813 en Niederweiler, Alemania, con 16 años viajó a
Suiza para aprender francés. En 1829 llegó a la ciudad de La Chaux-de-Fonds, donde empezó a trabajar en una empresa proveedora de piezas para relojeros, en la que después de tres años como aprendiz pasó a ocupar un puesto de oficinista. Como muchos otros extranjeros que habían llegado a La Chaux-de-Fonds, el joven Roskopf también acabó hechizado por el ambiente de la ciudad fabricante de relojes.

En 1834 Roskopf se convirtió en aprendiz de relojero y pasó dos años aprendiendo los entresijos de la parte teórica de la relojería y de su fabricación. Aprendió los secretos de cada una de las partes de un reloj y de sus procesos asociados.

Un año después, cuando sólo tenía 22 años, conoció a la que se convertiría en
su mujer, Lorimier, una viuda conectada con una de las mejores familias de la ciudad. Se casaron ese mismo año, ella era 15 años mayor y tenía 2 hijos de su anterior matrimonio. Roskopf fue un gran padre, tanto para estos dos niños como para el suyo propio, que nacería al año siguiente.

Con el dinero de su mujer Roskopf montó
su propio taller de relojería. Roskopf no fabricaba los componentes, sino que, como muchos, los compraba a otros y los montaba. Durante los siguientes quince años, Roskopf fue simplemente un relojero más. Producía relojes de cilindro y de palanca para Estados Unidos y Bélgica. Todos montados de manera cuidadosa y concienzuda, aunque los relojes eran buenos, el negocio no acababa de tirar por lo que decidió venderlo en 1850.

Roskopf no abandonaría el mundo de los relojes, en 1851 consiguió el puesto de director en una importante relojería de La Chaux-de-Fonds donde Roskopf cobraba
5.000 francos, un salario enorme para aquel tiempo. Además, le permitían continuar con la fabricación de relojes de estilo inglés de oro por su cuenta, y así no perder su propia clientela.


Georges Frederic Roskopf

Cuando su hijo, Fritz-Edouard, tuvo la edad suficiente para poder ayudarle, Roskopf decidió volver a intentarlo por su cuenta. Se asoció con Henri-Edouard Gindraux, otro excelente relojero, y crearon la Roskopf, Gindraux & Co. La asociación sólo duraría dos años, Gindraux fue nombrado director de la escuela de relojería de Neuchatel, y el hijo de Roskopf marchó a Ginebra a montar su propio negocio.

Roskopf, otra vez sólo, siguió concentrando sus esfuerzos en la fabricación de relojes. Con el tiempo se había convertido en un relojero excelente. Pero las virtudes, que como relojero le sobraban, le faltaban como hombre de negocios. Roskopf no era la típica persona obsesionada por el
triunfo y las ansias de dinero, obtener un beneficio honesto era más que suficiente para él. Su máxima preocupación era otra, la de no tener ningún tipo de reclamación sobre la calidad de sus productos. Era tan extremadamente escrupuloso que llegaba a ser casi quisquilloso con la calidad de sus relojes.

Fue durante esta época cuando germinó en su cabeza la idea de un “
reloj al alcance de todos los bolsillos”. Un reloj que costara sólo 20 francos suizos, pero que fuera capaz de indicar la hora exacta. Todo esto con las máximas garantías de solidez y buen funcionamiento.

La idea, el sueño, era todo un reto para una época en que la fabricación de relojes estaba en manos de
pequeñas industrias familiares que trabajaban acorde con la tradición, donde cada una de ellas tenía su propia manera de fabricarlos y su propia clientela fiel. Cada fabricante tenía una serie de trabajadores que trabajaban en sus propios talleres y se encargaban de alguna de las diferentes fases del montaje o acabado del reloj. La relación entre patrones y empleados se basaba en el respeto mutuo.


Uno de los primeros diseños de Roskopf. Original Eugene Buffat

Era un mundo en el que introducir
cualquier tipo de cambio era difícil, ya fuera en el estilo de los relojes o en los métodos para su fabricación. No es difícil imaginar que la idea de fabricar un reloj con una caja hecha en una aleación barata, con un movimiento tosco, un modelo que iba en contra de todos los conceptos de la relojería hasta la fecha, no fue recibida precisamente con entusiasmo. Utilizar una caja de un metal barato, no noble, era una idea rompedora, ya que hasta la fecha en toda la ciudad sólo se fabricaban relojes de oro, y que algunos fabricantes consideraron casi una humillación. Y si los fabricantes tenían estos escrúpulos, entre los trabajadores fue casi peor, pues muchos no estaban dispuestos a perder su tiempo ni a “mancharse” las manos montando relojes baratos.

Esto no quiere decir que no se fabricarán
relojes con metales que no fueran nobles. Todo lo contrario, se fabricaban a montones, pero eran considerados productos de escasa calidad, fabricados en otras partes, pero no en La Chaux-de-Fonds. El reloj que Roskopf soñaba con crear iba a ser comparado con estos relojes malos desde el principio.

Pese a la hostilidad y escepticismo que había despertado su idea, Roskopf, que tenía un carácter fuerte, aguantó bien las críticas y los comentarios sarcásticos. Era un tiempo en el que el negocio de
la relojería florecía por toda la región, hasta el más modesto relojero podía hacer una fortuna, y sin embargo él, pese a toda su meticulosidad, no había sido capaz de triunfar.

Es entre 1865 y 1867 cuando la construcción del mecanismo soñado por Roskopf entra en fase de producción. Su objetivo era construir un reloj que diera la hora de forma precisa, no podía entender que un reloj, por muy humilde que fuera, no cumpliera con su función. Mientras, Roskopf dudaba sobre el nombre que le iba a dar a su nuevo reloj, dudaba entre “
reloj para los pobres” o “reloj proletario”.

Para conseguir su objetivo de fabricar un reloj por 20 francos, poco menos de la
paga semanal de un obrero no cualificado de la época, y que era unas cuatro veces menos que lo que costaban los de la competencia, Roskopf estaba dispuesto a sacrificarlo todo, excepto la calidad de las partes esenciales. Desde el principio, se buscó a toda costa lareducción del número de partes móviles y la simplificación del sistema de montaje.


Plataforma del escape. Foto de Ulrich Bretscher

Con estos principios en mente, Roskopf escogió el
escape de cilindro para su reloj. Aunque más tarde lo cambió por uno de clavijas. El escape (una imagen vale más que mil palabras, ver animación en la que se muestra su funcionamiento) es el mecanismo encargado de convertir el movimiento continuo del muelle espiral del reloj en uno oscilante. Sin él, el muelle se desenrollaría sin control. Sin ser el elemento más importante para la precisión de un reloj, el escape juega un papel crucial en ella.

El escape escogido por Roskopf, el de clavijas, era una versión barata del escape de paleta, que usaban los relojes más caros. Este escape sustituía las
paletas de rubí, material muy resistente al desgaste, por unas clavijas de acero, no tan resistentes, pero sí mucho más baratas.

Pero, sin duda, la innovación cuya aplicación resultó
clave para el éxito del reloj fue el uso del porte-echappement. La idea era colocar el escape sobre una plataforma independiente del resto de mecanismo del reloj, y que era además intercambiable. El escape se convertía, así, en un componente que se podía fabricar y ajustar de forma separada al resto del tren de ruedas. El montador final, por su parte, se limitaba a atornillar la plataforma a la base del mecanismo del reloj y realizar un único ajuste, lo cual también simplificaba y abarataba su colocación.

Aunque, ni el uso de una
plataforma para el mecanismo de escape, ni el escape de clavija eran ideas nuevas. Roskopf sí que tuvo la intuición de que este escape era el que mejor se adaptaba a sus necesidades. Roskopf, además, ideó un método para fabricar este tipo de escape de una manera fácil y usarlo de manera práctica en un reloj de bolsillo.

Otra característica del mecanismo del nuevo reloj era la
omisión de la rueda central, el minutero pasaba, así, a engranarse directamente con el barrilete del muelle. Esto permitía emplear muelles más grandes que proporcionaban una mayor fuerza, y a su vez simplificaba todo el mecanismo.

Otra reducción de coste fue la eliminación de un
mecanismo de puesta en hora. Las manecillas, que eran suficientemente robustas, se podían mover directamente con el dedo. Los cual simplificaba el mecanismo de cuerda, que, a su vez, era también nuevo. Lo habitual en los relojes de bolsillo de la época era que necesitaran una llave para darles cuerda, pero Roskopf prescindió de la llave y utilizó una corona colgante. Para dar cuerda, bastaba con hacer girar esta corona, situada en la parte superior del reloj. La idea tampoco era propia de Roskopf, pero hasta 1880 la mayoría de relojes siguieron necesitando de una llave para darles cuerda.


Mecanismo de un reloj F-E. Roskopf, idéntico al del reloj diseñado por su abuelo. Original Eugene Buffat.

Por último, Roskopf utilizó para su reloj un
muelle sin fin, es decir, un muelle fijado por fricción, al que se le puede dar cuerda indefinidamente sin riesgo a romperlo. Cuando el muelle ha llegado a su máxima tensión, si se continua dando cuerda lo único que se nota es un “saltito”.

La elección de la carcasa acorde con el mecanismo no fue tampoco fácil. Para Roskopf esta tenía que ser suficientemente sólida para que “
un hombre pudiera aguantar a un hombre sobre ella sin resentirse”. Las primeras pruebas se hicieron con latón inglés. La parte anterior de la carcasa tenía que ser de cristal y, además, se tenía que poder abrir para poner el reloj en hora, la posterior, no tendría que tener bisagra alguna, de tal manera que nadie tuviera la tentación de abrirla para ver el mecanismo, dándole una oportunidad al polvo para colarse y ensuciarlo.

Roskopf no tardó en comprobar que el latón no era el material que buscaba. El latón plateado se usaba en los relojes baratos, pero él quería un tipo de
metal que fuera capaz de mantener su calidad pese al uso. Posteriormente, lo intentó con una aleación de níquel, zinc y cobre, llamada plata alemana.

Al mismo tiempo que Roskopf iba dando los toques finales al diseño de su
reloj proletario, empezó a buscar los proveedores para que fabricaran y le suministraran sus piezas. Fue un proceso largo y, como no podía ser de otra manera, marcado por la meticulosidad de Roskopf. No fue fácil encontrar algunos proveedores. En 1866, Roskopf hizo el pedido de dos cajas de ebauches (maquinarias de reloj) a un relojero local y pidió a otro que le fabricara los escapes. Los dos declinaron el pedido, según se cuenta, por la novedad de su reloj.

Al año siguiente tuvo más suerte. Por fin, Roskopf pudo fabricar los primeros relojes, usando mecanismos y cajas de Malleray Watch Co, y otras partes de otros muchos proveedores. Finalmente, a mediados del 1867 parecía que todo estaba listo para empezar con la fabricación del nuevo reloj. Era el momento decisivo y Roskopf estaba angustiado y asustado, ansioso preguntándose
que haría él con sus 2.000 relojes que quizás nadie quisiera comprar.

El primer pedido había sido para producir 2.000 relojes. Sin embargo, a finales del primer año, el negocio empezaba a despegar, y ya había pedido
20.000 maquinarias más. Ese mismo año Roskopf envió su reloj a la Exposición Universal de Paris, aunque había otros 152 relojeros suizos, para sorpresa de todos ellos, incluido él mismo, Roskopf ganó lamedalla de bronce. Numerosas empresas extranjeras se interesaron por el reloj e hicieron pedidos, sin embargo, eran sólo pedidos de prueba, de pocas unidades, en algunos casos motivados por la curiosidad.

Aunque los relojes Roskopf estaban pensados para el proletariado, este no fue su primer cliente, sino
aristócratas y oficiales del ejército. En 1867 contrató a Charles Léon Schmid para vender la producción, 500 o 600 mensuales. Charles tuvo la brillante idea de enseñar el reloj a los ejércitos de varios países europeos y varias compañías de ferrocarril. En seguida, la producción no podía dar abasto con la demanda.


Reloj Roskopf, fabricado con motivo del centenario del nacimiento de G. F. Roskopf. Original Eugene Buffat.

En 1870 Roskopf presentó su segundo diseño, que incorporaba un
mecanismo para su puesta en hora. El nuevo reloj era sólo 5 francos más caro. Roskopf además aprovechó para reducir aún más el número de partes y simplificar el ajuste del escape e introducir un nuevo sistema de cuerda. Para entonces, el éxito del reloj de Roskopf era tal, queabundaban los imitadores. Precisamente, con esta nueva mejora Roskopf pretendía no sólo mejorar el producto, sino diferenciarse de ellos.

Cuando Roskopf ideó su reloj, Suiza no contaba con ningún
sistema de patentes, no ocurría lo mismo en Francia, donde Roskopf si que patentó su invención, aunque la patente sólo era válida si los relojes se fabricaban en Francia. Los socios locales de Bélgica y Estados Unidos, de acuerdo con Roskopf, también patentaron su sistema de escape intercambiable.

Aunque Roskopf nunca estuvo celoso de sus imitadores. La idea de fabricar buenos relojes a buen precio no era lo que le molestaba, sino que estos
no fueran fieles a sus principiosy construyeran relojes de una calidad inferior con la única motivación de ganar dinero fácil. Algunos incluso contrataban a sus proveedores y trabajadores para fabricar las imitaciones. Abundaron los relojes con la leyenda “Sistema Roskopf”, “Rosskopf”, “J. Roskopf”, “W. Roskopf”,…

Aunque muchos de estos imitadores, según Roskopf, acabaron haciendo más dinero con su reloj que él mismo, realmente, no dañaron su negocio, ya que él no hubiera sido capaz de atender todos los pedidos. Era un hombre
demasiado meticuloso, demasiado metódico, para haber podido llegar a una verdadera fabricación en masa.

A finales del 1869, la fabricación del reloj
proletario ya funcionaba a todo ritmo. Roskopf empezó a saborear los frutos de su trabajo. Su éxito hizo que aquellos que antes habían sidoincrédulos o incluso hostiles con él, ahora se acercaran a él. Pero fue precisamente entonces, cuando su esposa, que tanto le había apoyado en vida, murió. Su muerte, en febrero de 1872, le afectó de tal manera que al año siguiente, 1873, pasó su negocio a Wille Frères y Ch. Léon Schmid, y se retiró a Berna, donde murió en 1889, a la edad de 76 años.

A su muerte varias compañías se
pretendían ser sus auténticas sucesoras. Aunque era Wille Frères y su socio los que tenían los derechos. Entre ellas, la creada por el hijo de Georges Frederic Roskopf, que vendió 20 millones de relojes después de la muerte de su padre bajo la marca F-E.Roskopf. Más tarde el hijo de este, nieto de Roskopf, vendió unos 10 millones, este bajo la marca “Roskopf Nieto”.

PS: Mirando el reloj de mi abuelo, un recuerdo de él y de mi infancia, reparé en la leyenda “ROSKOPF PATENT-LEGITIMO”. Busqué en internet y comprobé que era el reloj de muchos abuelos y que tenía una historia interesante, o por lo menos así me lo pareció a mí, detrás. Aunque no fui capaz de determinar si el reloj era original, tiene más de 40 años y aún funciona.

Roskopf, el relojero de los pobres





Enlace permanente a Roskopf, el relojero de los pobres.

+posts:
- El sueño que revolucionó la fabricación de perdigones
- El hombre que se hizo rico exportando hielo a La Habana y Calculta
- Los aeropuertos flotantes del Atlántico
- El Mecanismo de Anticitera, el primer ordenador de la historia
- El carro que apunta hacia el Sur, el antecedente mecánico de la brújula

+info:
- History and Desing of the Roskopf Watch (PDF) by Eugene Buffat
- Roskopf Watches by Ulrich Bretscher
- Georges Frederic Roskopf in en.wikipedia.org
- Todo lo que hay que saber de los relojes Roskopf por Manolo Ramón y Relojano en inforeloj.com