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¿Cómo nos afectan los sistemas anticopia?

¿Cómo nos afectan los sistemas anticopia?

La industria intenta limitar mediante determinados programas las copias de los discos y las descargas en Internet

España cuenta por ley con el derecho a la copia privada, aunque éste no siempre se respete. Las canciones compradas en algunas de las tiendas de música online más populares, como iTunes Music Store, llevan DRM. ¿Qué son estas siglas? En inglés significan 'Digital Rights Management', lo que se traduce como 'supervisión de derechos digitales'. En realidad se trata de una serie de limitaciones de copia, introducidas mediante software, en las canciones y películas que compran los consumidores.

  • Autor: Por BENYI ARREGOCÉS CARRERE
  • Fecha de publicación: 2 de abril de 2008

¿Qué supone el DRM?


Internet ha cambiado la forma en que se distribuyen los contenidos audiovisuales. Así, han surgido tiendas en la Red que venden descargas tanto de música como de películas. En el caso de la música es posible descargarse en pocos minutos un disco, en el caso de las películas se tarda unas horas si se tiene una conexión rápida.

Es por tanto un hecho que en Internet resulta muy fácil compartir contenidos. Un simple vistazo a los programas P2P o a los sitios web dedicados expresamente a este fin lo demuestra con claridad. Esta situación provocó desde un principio el recelo de las industrias de la música y del cine, y les motivó a idear los sistemas DRM, con el fin de evitar las copias no autorizadas de sus contenidos.

En la práctica, este tipo de software sobrepasa su fin inicial y se significa por las grandes limitaciones que impone

En la práctica, este tipo de software sobrepasa su fin inicial y se significa por las grandes limitaciones que impone a los contenidos adquiridos por el consumidor.

Por ejemplo, comprarse un álbum entero de cualquier artista en iTunes Music Store, la tienda online de Apple, origina más inconvenientes a los usuarios que desplazarse a una tienda física y adquirir el CD. Sus canciones sólo podrán ser escuchadas en un reproductor iPod, un producto también de Apple, y no podrán ser compartidas.

Esto sucede porque el DRM establece unos límites estrictos sobre el uso del contenido audiovisual. En el caso de la música, determina en cuántos ordenadores se puede escuchar la canción. También establece si se puede traspasar dicha canción a reproductores portátiles de música comprimida y a cuáles. Incluso, en las tiendas online que ofrecen la modalidad de tarifa plana de alquiler, el DRM sirve para que la música no pueda escucharse cuando se deja de pagar la cuota mensual.

Más restrictivo que un CD

Estas restricciones contrastan con los usos mucho más libres que tiene un CD. Cualquier disco se puede copiar en otro virgen como copia privada, prestar a los familiares o amigos, comprimirlo en MP3 para escucharlo en el reproductor portátil o, incluso, venderlo o regalarlo cuando ya no se quiere escuchar más.

Cualquier disco se puede copiar en otro virgen como copia privada, prestar a los amigos o, incluso, venderlo cuando ya no se quiere escuchar más

Todos estos usos del disco óptico desaparecen en el entorno de Internet si las discográficas y las tiendas mantienen su apuesta por el DRM. Afortunadamente, han aparecido aplicaciones que facilitan que el usuario evada las restricciones anticopia. DoubleTwist , por ejemplo, convierte cualquier canción adquirida en iTunes Music Store, la tienda de descargas más exitosa, a MP3, un formato que se puede compartir libremente sin ninguna limitación.

DRM, de capa caída

Los perjuicios que el DRM causa sobre el consumidor han provocado que, lentamente, las discográficas y las tiendas hayan rectificado su posición. Así, diversas tiendas y discográficas (EMI, Warner, Sony BMG, Amazon, iTunes Plus, entre otras) han anunciado desde el año pasado su decisión de vender parte de su catálogo sin ningún tipo de restricción, en una decisión que sigue el camino que abrieron pioneros como las tiendas rusas o Emusic.

Sistemas anticopia en discos

Una película en DVD comprada en Asia u Oceanía no funciona en los lectores de Europa o Estados Unidos debido a los sistemas anticopia

Los sistemas anticopia siguen presentes en los discos que venden las industrias del cine y la música, bajo la justificación de detener la piratería de sus contenidos. A estos sistemas les sucede algo parecido a lo que ocurre con el DRM: restringen los derechos legítimos de los consumidores que adquieren los productos.

Y lo hacen hasta tal punto que una película en DVD comprada en Asia u Oceanía no funciona en los lectores ópticos para esta tecnología de Europa o Estados Unidos debido a los sistemas anticopia. Su objetivo es impedir el tráfico ilegal de contenidos, pero los principales afectados son los usuarios.


(Imagen: Pam Roth)

El ejemplo más claro de esta situación se produjo en el lanzamiento del DVD. En aquel momento, no era posible leer estos discos, ni siquiera originales, en el sistema operativo GNU/Linux.

Así, el consumidor que comprara un DVD se encontraba con el problema de que no podía reproducirlo a menos que tuviera un sistema operativo de pago u otros reproductores. Un joven informático, llamado Jon Lech Johansen, creó un programa, DeCSS, que permitía reproducir los discos en Linux a costa de saltarse su protección anticopia.

Los sistemas anticopia siguen presentes en los discos que venden las industrias del cine y la música

Precisamente, los creadores de los sistemas anticopia y los hackers se caracterizan por jugar al gato y al ratón, unos con las restricciones y otros con las soluciones para evadirlas. Así, el propio Lech Johansen logró mediante ingeniería inversa descifrar el DRM de iTunes Music Store, de nombre Fairplay, y otros hallaron la manera de romper una de las protecciones del extinto formato del HD-DVD.

Blu-ray también

Una de las razones por las que Blu-ray ha ganado la batalla de formatos para sustituir al DVD se encuentra en que presenta un mayor número de protecciones frente a la copia del original. Así, este formato de disco óptico cuenta con varios programas para proteger los contenidos, lo que ha causado polémica por la posible vulneración de los derechos de los consumidores.

Los creadores de Blu-ray pueden incluso inutilizar aquellos reproductores que, en un futuro, sean capaces de romper sus protecciones

En su empeño por impedir las copias masivas de los discos originales, los creadores de Blu-ray pueden incluso inutilizar aquellos modelos de reproductor que, en un futuro, sean usados por los consumidores para romper sus protecciones.

De esta forma, no se podría reproducir ningún disco en cualquiera de los aparatos de la gama vetada, aunque fuera un sólo usuario el que rompiera la restricción.

No obstante, Blu-ray aporta una tecnología, denominada 'Mandatory Managed Copy' (MMC), que permite, siempre que se tenga conexión a Internet, hacer las copias del original al disco duro y transferirlo dentro de la red casera que tenga montada el usuario. Así, en principio, se cumpliría la legislación española, que contempla el derecho a realizar una copia privada de los contenidos audiovisuales adquiridos.

Protecciones avanzadas

Las protecciones de Blu-ray son muy avanzadas, como BD+, que a través de una máquina virtual instalada en los reproductores permite comprobar si se ha intentado piratear.

A su vez, el sistema ICT detecta si se conecta un cable analógico para reducir automáticamente la resolución de las imágenes y evitar así que se pueda grabar el vídeo en alta definición.

Además, todos estos sistemas anticopia se pueden actualizar en caso de que los hackers hallen la manera de vencerlos, como ha sucedido en el caso del AACS ('Advanced Acces Content System').

Por otro lado, al igual que sucede con el DVD, los promotores del Blu-ray también dividen el mundo en zonas incompatibles entre sí. Aunque se pueden fabricar discos sin especificar este dato, que se ha ideado por el sistema de lanzamiento de películas de la industria cinematográfica, si se adquiere un disco Blu-ray con zona marcada en Estados Unidos, no se podrá ver en un reproductor europeo.

'Rootkit', el error de Sony

En 2005, Sony avanzó un paso más respecto a los DRM convencionales. La discográfica comercializó discos musicales que contenían un 'rootkit', una aplicación que, cuando detectaba que el disco se reproducía en un ordenador con Windows, se instalaba sin que el usuario lo advirtiera y se dedicaba a enviar información a Sony por Internet.

Sony tuvo que retirar del mercado todos los productos que contenían el 'rootkit'

De hecho, el 'rootkit' estaba tan bien hecho que era casi imposible desinstalarlo y, si se intentaba, se podía estropear el sistema operativo. La polémica, por esta invasión de la intimidad de personas que habían comprado legítimamente un disco, fue tan grande que Sony tuvo que retirar del mercado todos los productos que contenían dicho 'rootkit'.